En un contexto global donde los desafíos ambientales son cada vez más urgentes, la sostenibilidad empresarial ya no es una opción, sino una responsabilidad. Una de las herramientas clave para avanzar hacia modelos productivos más respetuosos con el medio ambiente es el Registro de la Huella de Carbono, un mecanismo oficial que permite medir, reducir y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a la actividad de una organización, proyecto o producto.
Este registro, gestionado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cobra cada vez más relevancia en los procesos de licitación pública, en la inversión responsable y en la construcción de una cadena de suministro sostenible. Las empresas que deciden formar parte del registro no solo mejoran su imagen y transparencia, sino que también se anticipan a obligaciones normativas futuras y evitan caer en prácticas de greenwashing, es decir, aparentar un compromiso ambiental sin que existan acciones reales detrás.
Novedades del Real Decreto 214/2025 del registro de huella de carbono
El reciente Real Decreto 214/2025 introduce importantes cambios y actualizaciones en el funcionamiento y la obligatoriedad del Registro de la Huella de Carbono. Esta nueva normativa refuerza el papel del registro como instrumento central de política climática y obliga a una parte del tejido empresarial y del sector público a inscribirse y actuar en consecuencia.
Entre las principales novedades destacan:
- La obligación de inscripción para ciertos sectores y entidades públicas.
- Nuevas categorías para la inscripción: organizaciones, eventos y productos.
- La incorporación de los proyectos de absorción de CO₂ como vía de compensación reconocida oficialmente.
- Requisitos más estrictos sobre la trazabilidad de datos y la periodicidad de actualización.
- Posibilidad de integrar el registro con otras plataformas europeas y autonómicas.
Con este nuevo marco, se refuerza la conexión entre la contabilidad de emisiones y las estrategias de gestión ambiental a largo plazo.
Obligaciones para empresas y sector público
El Real Decreto 214/2025 introduce obligaciones específicas tanto para las empresas como para el sector público, especialmente en aquellas actividades que generan emisiones significativas. Ya no se trata de una medida voluntaria o reputacional, sino de un cumplimiento legal con consecuencias prácticas en términos de fiscalidad, acceso a subvenciones y contratación pública.
Uno de los focos más destacados de la norma es evitar el greenwashing. Las empresas que declaran prácticas sostenibles deberán demostrar su compromiso con datos reales y verificables, registrados oficialmente. El registro se convierte, así, en una fuente de información contrastable para la ciudadanía, los inversores y las administraciones.
Facilitar la tramitación electrónica
El nuevo reglamento también busca facilitar la tramitación electrónica, reduciendo la burocracia y ofreciendo herramientas digitales para:
- Cargar las memorias de cálculo de la huella.
- Adjuntar evidencias de reducción o compensación.
- Verificar los proyectos de absorción asociados.
- Obtener distintivos oficiales (inscripción, reducción o compensación).
Esta simplificación es esencial para impulsar la participación de pequeñas y medianas empresas, que muchas veces no cuentan con grandes equipos técnicos para abordar estos procesos.
Gestión ambiental y transparencia
El registro se integra dentro de un enfoque más amplio de gestión ambiental estratégica. No se trata solo de cumplir una norma, sino de fomentar la transparencia, la mejora continua y la reducción efectiva de las emisiones a través de planes medibles y auditables.
La información contenida en el registro se publica parcialmente, de forma que se protege la confidencialidad empresarial pero se garantiza el acceso a datos clave sobre el compromiso climático de cada organización. Esta transparencia es cada vez más valorada por clientes, administraciones y fondos de inversión responsables.
¿Quiénes deben cumplir con estas obligaciones?
Empresas privadas
A partir del RD 214/2025, las empresas privadas que operen en sectores considerados intensivos en carbono (industria, transporte, energía, construcción) deberán inscribirse obligatoriamente. También estarán obligadas aquellas que reciban financiación pública o participen en licitaciones con requisitos ambientales.
Además, el decreto fomenta la participación voluntaria del resto de empresas, especialmente si buscan:
- Certificaciones ambientales.
- Acceder a compras públicas verdes.
- Fortalecer su reputación y competitividad.
Administraciones del Estado
Las administraciones públicas, tanto estatales como autonómicas y locales, deben inscribir su huella de carbono institucional y elaborar planes de reducción. Esta medida busca predicar con el ejemplo e incentivar políticas públicas coherentes con los objetivos climáticos nacionales y europeos.
Actos determinados como inscribibles
El nuevo decreto también permite registrar la huella de carbono de:
- Eventos organizados por entidades públicas o privadas.
- Proyectos constructivos o de inversión de gran envergadura.
- Productos y servicios, facilitando su comparación ambiental entre proveedores.
Esto abre la puerta a una estandarización del impacto ambiental en actividades hasta ahora no reguladas, y potencia decisiones de consumo más informadas.
Proyectos de absorción de CO₂
Una de las grandes apuestas del nuevo registro es la promoción de proyectos de absorción de dióxido de carbono. Estos proyectos, como la reforestación, la regeneración de suelos o la mejora de prácticas agrícolas, permiten a las organizaciones compensar parte de sus emisiones de forma verificable.
El registro da prioridad a proyectos realizados en España, fomentando el desarrollo rural, la biodiversidad y la economía verde. Las empresas pueden obtener un “sello de compensación” y participar en iniciativas de colaboración público-privada.
Organizaciones y eventos
Los organizadores de eventos, congresos, ferias o actividades culturales y deportivas podrán —y en algunos casos deberán— calcular e inscribir su huella de carbono. Esta medida promueve una visión integral de la sostenibilidad y ayuda a alinear la reputación ambiental con la realidad operativa.
También podrán inscribirse fundaciones, ONGs y entidades del tercer sector, reforzando su papel como agentes activos del cambio climático.
Reducción y compensación de emisiones
La finalidad última del registro no es solo documentar emisiones, sino fomentar la reducción y compensación de la huella de carbono. Por eso, las entidades inscritas pueden obtener tres tipos de distintivos:
- Inscripción: por calcular y registrar sus emisiones.
- Reducción: si logran disminuir sus emisiones respecto a años anteriores.
- Compensación: si apoyan proyectos de absorción certificados.
Estos distintivos tienen un valor estratégico para demostrar compromiso ambiental real, evitar sanciones reputacionales y posicionarse en un mercado cada vez más exigente.
¿Necesitas ayuda para que tu empresa sea sostenible?
En Nalanda, somos una plataforma CAE (Coordinación de Actividades Empresariales) especializada en la implantación de estrategias para mantener una cadena de suministro sostenible. Ayudamos a las empresas a cumplir con las normativas ambientales y climáticas más exigentes, como el Registro de la Huella de Carbono, si quieres ir más allá del greenwashing y transformar la sostenibilidad en una ventaja estratégica, en Nalanda somos tu mejor aliado.